Acerca del Seminario Los fundamentos del Psicoanálisis

Rodrigo Toscano

Acerca del Seminario Los fundamentos del Psicoanálisis (título de J. Lacan) o Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis (título de J.-A. Miller). Saber y saber supuesto.

A. Introducción. Lacan expresa sin asomo de ambiguedad que en este seminario de Los fundamentos, se va a tratar de la formación de los analistas, de su praxis. En la sesión que hemos escogido, la del 10 de junio de 1964, comienza por recordarlo : « la finalidad de mi enseñanza ha sido y sigue siendo la de formar analistas ». ¿Repite ésta afirmación para separar y distinguir mejor los diferentes asistentes que conforman su público en ese momento ? ¿Algunos, interesados seguramente en el psicoanálisis pero sin ninguna praxis ? Quizá quiere solamente presionar a los analistas que él forma, pues desde Sainte-Anne intenta darles un lugar particular : ser dignos de esa enseñanza, desarrollarla, oponerse incluso a ella. Parece paradójico que afirme eso cuando sabe que su público ya se extendió, precisamente, a los no practicantes, y que él dejó Sainte–Anne definitivamenteDe cualquier manera, y aún cuando para Lacan, cambie la composición de su público, continuando con esta idea de formación, la finalidad que él persigue no se modifica.

Afirmamos pues, que en este seminario, está en juego una dimensión del saber y podemos situarla en el recorrido de Lacan en lo que concierne al Sujeto supuesto Saber (SsS). En esta invención hay un pasaje desde el sujeto de lo inconsciente al SsS gracias al apoyo que Lacan encuentra en el recorrido cartesiano. Pero ese saber del cual se trata, comienza ya a manifestarse en Lacan bajo dos modalidades que aparecerán luego claramente : la intensión y la extensión (cf. La Proposition sur le psychanalyste de l'école d'octobre 67, in Scilicet 1).

Para comenzar por lo que más nos interesa, se tratará de tomar un pasaje particularmente complejo de Los fundamentos y poner en evidencia ese saber al cual hacíamos alusión. –De paso, veremos también que se entremezcla un problema de traducción. Comencemos por situar algunos puntos generales :

a)Lacan se encuentra en ese momento introduciendo, con cierta dificultad, y ello desde el seminario Le transfert dans sa disparité subjective, sa prétendue situation et ses excursions techniques (14 de diciembre de 1960, donde habla ya de « saber supuesto »), algo que será central de allí en adelante en su elaboración de la transferencia : el Sujeto supuesto Saber (de aquí en adelante : SsS).

b) Pareciera que esta invención le plantea algunos problemas que no va a solucionar, de modo más o menos definitivo hasta  La Proposición. De ahí que, con la invención del SsS como tal, quedamos situados en un espacio temporal que va de 1964 a 1967. Pareciera que, como lo ha hecho ya antes en el seminario L'angoisse (sesiones de enero de 1963), Lacan va aquí, y no sin reticencias, « más allá de Freud », y una vez más, en lo concerniente al fin del análisis.

c) Uno de esos problemas es el carácter relativamente ambiguo de la « formación » SsS. ¿Pertenece ella al analista, al analizante, a los dos… ?¿cómo en cada caso ?.

d) Ciertamente, se trata de una formación tercera, situada entre el analista y el analizante y en relación a esta figura ideal que, por ejemplo, para Descartes, « sabe ».

Pero no estamos aún en el año de La Proposición…, y Lacan pena para situar el lugar del SsS en relación al saber que se elabora en el análisis. Admitamos que para Lacan, y tomémoslo como un hecho, Freud sabía. Ahora bien y del lado de los pacientes que venían a ver a Freud, es relativamente fácil de imaginar que ellos le atribuían un saber sobre sus propios problemas y que Freud hacía, de una tal atribución, el motor de la cura. Pero, ¿se trata acaso ahí, de un solo y único « saber », o de dos modalidades diferentes de un mismo saber ? Me inclino por la segunda posibilidad.

Me parece que esos problemas complejos se expresan en el pasaje que sigue :

B. Transcripción. El 10 de junio 64 : Lacan vuelve sobre el SsS para decir : a) si hay SsS, hay transferencia, b) el orden de los psicoanalistas hace posible el dirigirse a uno de ellos para representar a ese SsS, --sabiendo que ningún psicoanalista puede representar un saber absoluto, c) y va a dar enseguida el ejemplo por excelencia de la representación de ese SsS, alguien que incluso vivió, Freud. Cito a Lacan :

1. « […hablando de la representación de saber]. Por ello, podemos decir que, en cierto sentido, aquél a quien uno puede dirigirse, no podría haberlo. Si no hay más que uno, uno solo, ese uno, que incluso en un cierto tiempo vivió, ése fue Freud ; y el hecho de que Freud, en lo relativo a lo inconsciente, fuera legítimamente el sujeto a quien se podía suponer saber (RT), especifica y diferencia todo lo que resultó de la relación analítica entablada por sus pacientes con él » (Nuestra transcripción (n tr.), J. Lacan, Los fundamentos… o los cuatro conceptos…(10 de junio de 1964, publicación de la lettre lacanienne, une école pour la psychanalyse, Paris, 2005, p. 53 ; stenografía, p. 6-7).

Aquí la sténo dá cuenta de un problema de puntuación que resolvimos sin cortar la frase de Lacan cuando ella se detiene al llegar a « uno solo ». No se trata, de uno solo y, en más, de uno solo que sabía, así sea Freud. Es fácil pensar que Freud, efectivamente, sabía. Se trata simplemente de hacer valer eso que ocurrió históricamente hablando : durante mucho tiempo, Freud estuvo solo en su práctica. De ese modo, él era el único que podía soportar o encarnar, efectivamente, toda figura de SsS (psicoanálisis en intensión) ; y no el único que sabía algo de la enfermedad mental. Freud, era el único que podía ser identificado como SsS. En la elaboración de ese saber particular, el psicoanálisis naciente, él se dirigía a sus colegas y por ese hecho no permanecía solo (extensión).

En la continuación de la cita, modificada en nuestra transcripción, se encuentra algo más. Lacan dice :

2. « A esto <añado> que Freud no fue solamente el SsS, sino también el que nos ha proporcionado <algo> en términos que podemos llamar indestructibles ya que, desde que fueron emitidos, soportan un cuestionamiento que hasta el momento no se ha agotado. No se ha podido lograr progreso […] » (n tr. p. 53 ; steno, p. 7), etc.

Preferimos apegarnos lo más posible a la steno para : a) intentar hacer resurgir el lazo, la articulación entre el sujeto cartesiano y lo inconsciente (« aquél a quien uno puede dirigirse no podría haberlo [en tanto que sujeto de un saber absoluto]. Si no hay más que uno, uno solo, ese uno, que incluso en un cierto tiempo vivió… », y b) no introducir nada en la primera frase e interpolar un vago « algo » continuación de « él (Freud) nos dió ». ¿Qué ?: algo. La steno parece no presentar ambiguedad sobre ese punto (hablando de « términos », de « progreso »).

La version Miller o Seuil (diferente de la steno y de las versiones Michaud y Lemoine), a continuación de « Freud no fue únicamente el SsS… » escribe : « El sabía », y agrega enseguida « y nos dió ese saber en términos indestructibles… » Esta versión afirma y reafirma ese saber. Si comparamos las versiones, creemos que optar por introducir « Sabía » y « ese saber », aunque puedan parecer muy pertinentes en una primera lectura, pueden comprometer la finalidad general y lo que Lacan elaboraba ya en ese momento sobre un probable fin de análisis.

Ya que no se trata solamente de un saber abstracto, téorico y todavía menos absoluto en eso que Freud nos dió. Y Lacan lo muestra cuando habla y compara la práctica de Freud con la investidura de SsS de la cual él era objeto por parte de sus pacientes (intensión), a esos términos indestructibles que nos dejó (extensión). Lacan parece diferenciarlos claramente. Además de esos términos, hay en Freud algo más en relación con su práctica : la técnica que aconseja a sus alumnos, las reglas del análisis : desde la libre asociación hasta hacerse analizar, el control… Así, se puede decir con Lacan, que Freud, y durante todo su « magnífico aislamiento », soportaba solo el SsS que sus pacientes le imponían en la cura, y que este estado de cosas no comenzó a cambiar sino algún tiempo después.

Conclusión : a) ya que la transferencia existe y se manifiesta prácticamente, hay un SsS que la sostiene, b) esta función es asumida por alguien y, c) por el hecho preciso de que no hay y que no puede haber saber absoluto asumido por alguien, no hay, sino únicamente SsS en la cura. Y algo más, ese saber, será « depositado » en/o « sostenido » por alguien : « que sea o no, analista », dirá Lacan algunas líneas más abajo, d) pero en el pasaje en cuestión, Lacan distingue muy claramente esas dos modalidades de saber en acción. Freud, en tanto SsS será, y lo vimos ya, « legítimamente el sujeto a quien se podía suponer saber » (n tr. p. 53 ; steno, p. 6-7 primera parte de la cita). Y que Freud no fue solamente el SsS, él nos dió términos… Dicho de otro modo se trata ahí de una distinción sutil pero radical entre un Freud terapeuta y un Freud teórico con una modalidad de saber según el caso. De ahí nuestra toma de posición anterior : se trata de dos modalidades de un único saber. El analista debe ser practicante y téorico… de su práctica.

Y por supuesto que hay detrás de todo ello un saber, pero un saber doble en acción, y únicamente supuesto en la práctica, por parte del analizante sobre el analista. Un saber que, en extensión, Freud mismo modifica conforme avanza en su trabajo y ello, durante toda su vida. Entonces, lo que hay de « indestructible » en su obra, no es tanto ese saber ya que el está en elaboración o refundición permanente ; son, precisamente, los términos que Freud, introduce y que dan cuenta de ese saber cambiante, y son ellos los que son indestructibles. ¿Cúantas veces, los diversos autores, comenzando por Freud mismo, criticaron algún término, como por ejemplo « inconsciente » y el continúa sin embargo ahí y dando servicio ? Entonces, el saber acerca de un término no puede ser « indestructible », son los términos mismos quienes lo son, por eso Lacan dice : « desde que fueron emitidos soportan un cuestionamiento que hasta el momento no se ha agotado ». No se ha podido lograr progreso alguno… cada vez que uno solo de esos términos fue descuidado… ». Tomar eso en cuenta impide, prácticamente hablando, toda idea de saber absoluto.

Volvamos a la transcripción. Como la transcripción de Seuil introduce la frase « Freud sabía », le hace falta eliminar, 10 líneas más abajo, el hecho de que Lacan vuelve sobre el ejemplo de Freud y confirma el lugar de Freud como SsS en la cura : « De ese SsS, ya se trate del propio Freud, o de [cualquiera] que reduzcamos a ese término y a esa función, pocos pueden sentirse plenamente investidos […] » (n tr. p. 54). Lo que dá en la versión de Seuil : « De ese SsS pocos pueden sentirse plenamente investidos » (p. 211). Como en la nana que cantan los niños franceses : Freud, se asomó, dió sus tres vueltecitas y luego… desapareció !

Pero puede haber otra razón de por qué hace falta que el analista sea en su saber únicamente supuesto, punto central, y decisivo, en nuestra discusión. En la misma sesión (n tr. p. 58 ; steno p. 15), Lacan nos recuerda que si el analista trabaja con el deseo es por el hecho de ser él mismo deseante y que por eso es esperado en ese punto donde su propio deseo puede manifestarse. Puesto que, es en tanto que el analista es supuesto saber que es también (RT), de la misma manera, supuesto necesitado ». Se trate en lo dicho por Lacan (en francés, y a la simple escucha, la ambiguedad persiste entre « nécessité » ou « nécessiter », lo que dá pie a una eventual variante de transcripción), de « necesitado » o de « necesitar », él analista está en falta de algo. Para decirlo claramente : él es también alguien que desea. Armado por esta suposición, y solamente así, agrega Lacan, el analizante puede lanzarse al encuentro de su propio deseo inconsciente ayudado por ese analista a quien le supone un saber y por lo tanto un deseo. Se trata de dos suposiciones dependientes y que convergen de modo práctico ; la primera (de un saber), fundándose en una segunda (de un deseo).

En la sesión siguiente, el 17 de junio de 1964 (n tr. ; sténo, p. 23), Lacan dirá, para reforzar esta idea, que si el saber del SsS es absoluto, lo es precisamente « de no ser ningún saber sino más bien ese punto de atracción que enlaza su deseo mismo a la resolución de lo que se trata de revelar… el sujeto es supuesto saber por ser únicamente sujeto de deseo », segunda posición. El saber no puede ser para nada absoluto en lo que toca al saber, pero hace falta que lo sea en lo que atañe al deseo. –Eso es lo que Lacan realza en El banquete. Conclusión : todo saber se regula por el deseo, pero hace falta, para que el deseo sea revelado, que pueda aprehenderse en una dimensión de saber. –Ya antes, en Subversión del sujeto…, por ejemplo, Lacan habla de lo absoluto del deseo y no así de un saber absoluto (E., p. 814 ; Escritos, vol. 2, p. 793-4).

En tanto que analista, es decir solamente SsS, Freud sabía, ¿mucho ? ¿poco ?... Me parece que dejó constancia en cada uno de sus casos clínicos que ignoraba mucho y que no presumía de nada, y menos aún anticipándo sobre un saber cualquiera… contrariamente a lo que puede retenerse leyendo la versión « oficial ». Como si se tratara, en Freud, de una dimensión de saber real, en acto. Al contrario, con Freud, cada caso clínico testimonia de un saber en elaboración. Más aún ¿ por qué frente a cada caso nuevo, recomienda tratarlo como si se ignorara todo de los casos precedentes ? (Lacan, Proposición, p. 20)… Respondemos : para dejar actuar libremente al Sujeto del Saber supuesto.

Comentario. Transcribir, para nosostros y de esta manera, significó resolver dificultades del texto, ya que cada dificultad requería una interpretación. La manera de resolver cada dificultad refleja nuestra posición de lector, la cual difiere, al día de hoy, de la que tenía Lacan en el momento del seminario. Pues, aplicado como estaba en la elaboración del SsS, le hacía falta encontrar soluciones, y sabemos sobradamente que las aportó. Con Lacan, en 1964, estamos de lleno en el momento del nacimiento de este sujeto tan particular, lo cual no es, para nada la situación actual.

C. Traducción. Primer abordaje. Establecimos varias sesiones de este seminario, para nosotros, la transcripción tenía un doble objetivo : transcribir y, luego de haberlo hecho, traducir al español. A veces la traducción avanzaba al mismo ritmo que la transcripción, y pasó a formar parte de la idea misma de transcribir. En el momento de transcribir, a menudo surgía la idea : « ¿ cómo se diría  esto en español ? ». Al contrario, toda traducción que encontraba un obstáculo particularmente sólido, nos empujaba a revisar la transcripción. En todos estos casos, tomados uno por uno, confirmamos que había contenido un problema de transcripción descuidado o pasado por alto que obstaculizaba la traducción.

Sabemos que de esta transcripción Seuil, caso único, hay dos traducciones al español. La primera, aparecida en el año 1967, en España (sin más especificación), está editada por Barral y traducida por Francisco Monge. La segunda, la « única edición autorizada », del año 1987, y con traducción a cargo de J. L. Delmont-Mauri, J. Sucre ; revisada por D. Rabinovich (Bs As, Paidós, p. 4). En esta última versión se lee también (p. 6) que fue traducida ¿a partir de qué original ? Respuesta : a partir de Les quatre principes (sic) fondamentaux de la psychanalyse.

Nos parece, y ello a partir de nuestra experiencia de transcripción, que la opción Miller, sobre esta forma de saber en la edición Seuil, se refleja en la traducción. Ella puede dar cabida a la diferencia que hay entre traducir de manera « usual » SsS como Sujeto supuesto Saber, tal como aparece en la primera traducción, la de Monge, para dar enseguida (Paidós) Sujeto supuesto al saber. ¿De qué se trata  con este cambio ? ¿Qué ventaja hay en traducir así ? Misterio. Si, en la edición Paidós, encontramos una que otra nota de pie de página, no parece haber ninguna para explicar esta variante tan compleja como confusa. Creemos que traducir así SsS, puede introducir una confusión innecesaria, además del problema téorico en juego, ya que no toma en cuenta el momento de la enseñanza de Lacan según la problemática que él está enfrentando en ese momento tan preciso. O sea el período que va desde 1964 a 1967.

Es muy cierto que Lacan habló también de Sujet supposé au Savoir, Ss au S, y ello en el seminario Les non dupes…, (el 19 de mayo de 1974 ; editado también por Paidós, con traducción de Irene Agoff de Ramos) y, que a partir de esa fecha utiliza el término de vez en cuando. Pero, a nuestro parecer, Lacan se encuentra en ese momento con otros problemas, con otras bases y otras coordenadas que no son más las que utilizaba en el seminario de 1964 que aquí revisamos. Su posición y sus puntos de referencia en 1974 no son los mismos que 10 años atrás. Lo mismo puede decirse sobre la base de otra cronología en sentido inverso : Antes de introducir el SsS como tal en 1964, él había hablado ya de un saber supuesto (a partir del 14 de diciembre de 1960). Pero lo menos que debemos decir, es que en este último caso no se trata, todavía no, del SsS de 1964. Ahí, en 1960, él intenta, bien que mal, de situar apenas esta « formación » que se anuncia, nada más. Si queremos hablar del SsS, en un contexto bien específico y apropiado, además del seminario de 1964 : Los fundamentos…, (donde Lacan centra su reflexión sobre la transferencia y a un punto tal que ésta incluye, dice, todos los otros « conceptos ». cf, última sesión), y la Proposición de 67 (donde el asienta las bases de la resolución de esa transferencia).

Así pues, afirmo que la traducción de Irene Agoff traduce simplemente lo que Lacan dijo en 1974, mientras que la « traducción » de Mauri et al., por interpretar el texto de Lacan, opera dos cosas : un anacronismo y un exceso. En todo ello, autorizados, seguramente, por la introducción de frases sobre el saber de Freud que nos ocupan. ¿Es todo ? ¡Todavía no!

Como hablé también del deseo en relación al saber, veamos como la traducción se encuentra, igualmente afectada sobre ese punto : La clave lacaniana : « el deseo es el deseo del Otro », de nuevo hace que los traductores oficiales titubeen. cf. « […] la dialéctica del deseo del sujeto en tanto que constituyéndose como deseo del Otro (n tr.; steno del 17 de junio de 1964, p. 18). Monge : « La dialéctica del deseo del sujeto como constituyéndose del deseo del Otro ». Mauri : « la dialéctica del deseo del sujeto como constituyéndose con el deseo del Otro » (p. 259).

Cuatro parágrafos más adelante volvemos a encontrar otro problema similar : « […] significación dialectizada en la relación del deseo del Otro » (N tr. ; steno, p. 20 ; Seuil p. 227). Monge : « en la relación del deseo del Otro » (p. 256). Mauri : « en la relación con el deseo del Otro » (p. 260). Conclusión : me parece que somos sujetos de deseo gracias al deseo del Otro y no con el deseo del Otro. Como si la intrincación entre el deseo y el saber pudiera resolverse, en esta traducción, de esta manera.

D. Transferencia y saber. Afirmo pues que ese SsS que Lacan sitúa claramente en el seminario del año 64, encuentra su punto de resolución con la Proposición. A partir de ahí, si él habla del SsS será para introducir o desplegar otras problemáticas diferentes a las del 64. En esta línea de pensamiento, y por abordar nuestro asunto desde otro ángulo, aunque sea de manera superficial y rápida, preguntamos : ¿acaso el matema de la transferencia de la Proposición, ayuda a sostener o bien rehusa esta traducción de Ss au S ? Si es cierto, como lo afirmo, que el SsS viene a substituirse en Lacan al sujeto de lo inconsciente (« nuestro impase », dirá en La Proposición, p. 19), entonces, cuando habla de SsS como siendo el pivote « desde donde se articula todo lo que tiene que ver con la transferencia » (ibid), el soporte de la transferencia, está hablando, más que de una ficción, de « esa formación legítima, como desprendida del psicoanalizante » (Proposición, p. 20) e impuesta, algunas veces, por éste, al psicoanalista. Y si Lacan habla de Freud, no es tanto de la persona de Freud sino de lo que él representa, del nombre Freud, de lo que éste soportaba, viniéndole de sus pacientes desde su lugar de SsS.

Matema de la transferencia : S…………….Sq

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s (S1, S2, …Sn) (Proposición, p. 19).

La separación entre la primera línea de letras y la segunda muestra bien, con el puntilleo, que el primer S, por significante « transferencia », concierne directamente, aún cuando sea de manera laxa, y se dirige, al analista (Sq). En cambio, el pequeño s, que representa al sujeto, la significación « analizante », queda puesto en relación directa con sus propios significantes quienes contienen un saber que se puede decir en progresión. ¿Pero hacia dónde o hacia qué ? Ahí encontramos el deseo. La progresión de ese saber es hacia ese deseo encerrado en los significantes que constituyen el deseo no sabido (aún). La barra, expresa ya, ella sola, la poca permeabilidad entre la primera línea de sinificantes y la segunda. Sin embargo, es Sq quien garantiza esa progresión por el hecho de quedar situado, gracias al analizante, en posición de poder dar cuenta, testimoniar, del devenir de ese saber. Aquí se realiza la dimensión de suposición, puesto que la barra impide cualquier relación real con ese saber. –Y eso en ambos sentidos.

Conjetura. Creo que con el acento puesto de esta manera, en la versión Seuil, sobre la dimensión de un saber real y no supuesto, los traductores intentan, a su manera, de dar cuenta de ello, y su manera de traducir muestra precisamente esta distancia que intentan marcar entre un saber real y un saber supuesto. Ya no se trata aquí unicamente del saber supuesto en la relación analítica (intensión y extensión), sino de la existencia, en algún lugar, en Freud por ejemplo, viviendo o no, de ese lugar que, en efecto existió, de un saber más bien real (contenido en algún lugar en « Freud »).

Y ese saber, desde esta línea de pensar, sería tan real, que cualquier sujeto no puede sino quedar supuesto a ese saber real y no investido del saber supuesto por el analizante, sino puesto solamente en referencia a ese saber…, lo que está en contradicción flagrante con el hecho que el Lacan de la Proposición, sitúa al analista en relación directa con ese saber del sujeto supuesto (p. 20). Y de ahí que el analizante, esté, él, solamente en relación indirecta al mismo saber (el paréntesis). De ahí la resolución, en el lugar adecuado, de esas tensiónes (las relaciones complejas entre saber y deseo), que hacen que el fin del análisis sea posible.